Love is simple

Hacía un par de semanas que vagabundeaba por el vecindario huyendo un poco de mi propia sombra, creía que si salía de casa ella se quedaría allí en aquella habitación ahogada en tabaco y olor a naftalina, las malditas polillas, cada vez que habría el armario me llevaba un susto de muerte, aquel feo ser salia despavorido con ese vuelo torpe, como el de esos aviones de papel mal hechos que tiraba en el recreo del colegio.
Lo único que me tenía entretenido de mis problemas era Marla, menuda criatura horrible, llegaba con su humor cambiante y como un anti-ciclón me arrastraba entre ofensas, y el profundo crispamiento que transmitía, ella estaba en guerra con ella misma y con su estúpido ego, que ocupaba toda la habitación y tres cuartas partes más.
Cada vez que ella habría la boca salía un dardo disparado hacía mi, pero como puedes llevar esa chaqueta de pana en verano, andas como un pato, fumas demasiado. Todo criticas, ni una palabra amable.
Pero lo peor era cuando empezaba con la historia de siempre, allí estábamos en la cama ella acurrucada sobre mi y entonces mientras la música sonaba me preguntaba, ¿ Que es el amor? antes de que yo contestará ella ya contundente decía que el amor era ridículo y daba asco, y yo como romántico le decía algún día te enamorarás sabes, porque el amor es como la gripe, todos lo sufrimos alguna vez, y entonces cambiarás de idea, y mientras decía esto dentro de mi, una voz irreconocible decía y ojalá sea de mi. Un día te enamoraras de mi.

A eso me agarraba cada vez que me contestaba mal, cada vez que la veía, soñaba que ese momento llegaría, cada vez que ella me demostraba su total despreocupación yo soñaba con que un día se tragaría sus palabras y se enamoraría de mi.

Pero ese día no iba llegar, y lo tuve claro el día que me dejo plantado, una hora y media esperándola a la lluvia como un perrillo, después de la hora y media viendo la nada, me metí las manos en los bolsillos y eche a andar hacia ninguna parte, con la misma cara de alguien que se acaba de despertar de dormir una siesta de 6 horas. Confuso aturdido y demasiado perdido para estar triste.

Cuando ya me había ido ella me escribió disculpándose, que había estado con una amiga, que en media hora llegaba, pero era tarde. Era muy tarde ya. No era la primera vez que Marla me hacía eso, en anteriores ocasiones me había enfadado con ella pero ella se disculpaba yo la perdonaba y ella lo volvía hacer, pese a mis indicaciones de que aunque no viniera me avisara.

No sabía muy bien como me las iba a arreglar de ahí en adelante para quitármela de la cabeza, pero sabía que la única persona que tenía consentimiento para tratarme mal era yo, y nadie más.
Y ni eso a partir de ahora, quería ser mi mejor amigo y dejar de envenenarme en situaciones que solo opacaban mi espíritu.


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