Todo lo que te hace sentir bien

Hace un par de días que volví a mi hogar en unas vacaciones fugaces, cuando llegué a casa y me senté a comer con mi familia me dolía la boca de tanto sonreír, pero no porque lo forzará si no porque no podía dejar de hacerlo, me sentía como en un sueño y me acordaba de la película de origen cuando Leo piensa que vuelve a casa y el sueño tiene ese aura idílica.

Nunca he deseado más que el tiempo pasara despacio, pero cuando eres feliz el tiempo se esfuma, hoy mi hermano ya se vuelve a la capital y se finaliza en parte la reunión familiar pese a que tengo unos días extras con mis padres.

Cuando me desperté hoy se me escapo alguna que otra lagrima, porque la verdad es que no sabía cuando nos volveríamos a ver y me parecía que no era suficiente tiempo para disfrutar el tiempo juntos.

En casa me siento tranquilo, me siento condenadamente feliz y no me da miedo volver a las fauces de mi ciudad, la cual curiosamente añoro ligeramente, pero lo que te hace sentir bien, es lo que te hace sentir bien, y esto me hace sentir condenadamente genial.