Niño

 Joder, disfrazaba mi tristeza con una actitud y risueña y desenfadada de la vida pretendiendo que nadie lo notase.

Es posible que algunos pensasen que era un infantil pero era la única de proteger a mi niño interno de la bestia que vivía en los mas oscuro de mi ser.

Si lo ponía fuera nadie sufría y la bestia no se podía ni hacer una idea que ese niño que intentaba destruir buscando lo en los más adentro de mi corazón estaba en el último sitio que esperaría que lo pusiese fuera de mi, a los ojos de todos, y así el niño estaba a salvo grácilmente protegido.

Para muchos que ese niño estuviera fuera les resultaba extraño y molesto, los adultos debemos esconder al niño dentro pero ellos no entendían que era la única forma de proteger al niño.

Y que los suyos iban muriendo lentamente dentro de ellos sin que apenas lo percatasen, algunos otros habían conseguido salvar al niño y transformándolo, juntando lo con la bestia, pero esa magia equilibrada era tan rara de practicar y tan difícil para mi que me conformaba con tener el niño fuera hasta que llegara el momento de la transformación.

No quedaba mucho pero aún quedaba.

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