Ángel
Hace mucho frío en Ámsterdam estos días, nunca había sido consciente de lo molesto que es el frío.
Esta semana ha sido rara y dificil, condenadamente dificil, pero supongo que he aprendido dos importantes lecciones e incluso más.
Primero la importancia de la salud, he estado agonizando bajo una horrible y muy molesta infección, de hecho aún sigo un poco ahogado en ella, sentía como perdía las esperanzas, y todo me drenaba, el no poder hacer nada, el sentir que el tiempo jugaba en mi contra, y que nadie y nada espera por ti, que cuando estás enfermo el mundo sigue sin ti, y que a muy pocos le importas cuando dejas de ser divertido, eres una carga y no puedes hacer nada.
Llevo días rogando por ponerme bien, luchando con simplemente poder estar sentado tranquilamente sin retorcerme de dolor.
Lo siguiente la importancia de llorar, llevaba días deseando llorar con una angustia sorda en el pecho, con un peso, que cada vez era más pesado, cuando finalmente me puse a llorar, estuve todo un día en ello, brotando lagrimas como rios que nunca bajaban su caudal.
Me dolió mas el pecho, el peso se abalanzo y subió a mi cara y salió por mis ojos, pude purificar mi alma y por un segundo fui libre, me permite ser vulnerable y el estar cansado confuso y abatido.
Eso me hizo libre. la carga se aflojo y todo pareció más claro.
La siguiente lección habla sobre belleza, mis inseguridades llegaron bajo todas las frustraciones y tristeza acompañadas con el reciente desengaño amoroso sufrido.
Supongo que en este mercado de carne es difícil no sentir la competencia del producto, una mujer debe ser bella, debe ser sexy, debe captar tu atención visual, pero la belleza resulta agotadora y completamente improductiva, al menos esa plastificada que nos venden en las redes, no hablo de la belleza genuina de las almas, así que sentí una urgencia terrible de recordarme que era sexy, que era hermosa, buscando una imagen idealizada de algo que no puedo conseguir no por mi ADN, si no porque aunque me viera preciosa mi hambre de más me decía que no era suficiente.
Agotado del esfuerzo, me di cuenta de una verdad, la belleza entre las mujeres es una insana competición, es agotadora y siempre te hace sentir vacío, no importa cuantos vestidos, cuan sexy, cuan bueno sea el maquillaje, cuan bueno sea el selfie. Nunca es suficiente.
Así que en esta última lección me sentí mas cerca de mi mismo, me acorde de Jules persiguiendo la feminidad y diciendo que una vez que creyó alcanzarla ella le alcanzo a él, la belleza social es igual, te engulle y no te permite ser, te pone unas reglas y unas expectativas muy especificas, a veces creo que somos mas hermosos cuando no lo intentamos.
Así que me di cuenta que no quería estar maldita como el 80% de mujeres que conozco, como Jules dijo hay algo más que ser la mujer perfecta, el hombre perfecto. Si no permitirte ser.
Y si que no habrá muchas personas que puedan verlo, aún estamos muy dormidos.
Estos días además de una serie de sueños locos y ridículos me acordé de algo que me paso en el metro de Londres, recuerdo que entro en el vagón el ser más maravilloso que nunca he visto, aún después de 3 años aún pienso en ese instante, era una persona alta, era casi imposible decir si era hombre o mujer, tenía el pelo rubio pero de ese rubio dorado ni corto ni largo, manos grandes y pálidas, creo recordar que llevaba una sudadera grande junto a un abrigo, mi amigo y yo no sabíamos si era un hombre o una mujer, le observe curioso pero maravillado por lo esbelto o esbelta que era, y recuerdo que me miro con esos preciosos ojos azules del color del mar en verano y me sonrió como nadie me ha sonreído jamás, fue la sonrisa más cálida que un desconocido ha tenido la bondad de otorgarme.
Era como si dijera, te veo, te reconozco, una complicidad asombrosa, y se fue, recuerdo que el corazón me salía del pecho por un instante quise saltar del metro detrás de ese ángel.
Me quedé por un segundo cavilando si le había gustado, yo un ser tan corriente a un ser tan realmente maravilloso, es como si me hubiera leído la mente y me hubiera sonreído, no soy ni hombre ni mujer, soy todo.
Me enamorado un millón de veces de desconocidos, pero un millón o más pero jamás olvidaré ese momento, fue como si supiera cosas que yo no sé, es como si me conociera de toda la vida, sólo fue una mirada lo sé pero creó tal efecto en mi, que en eso segundos fueron inesperados como si algo me golpeara.
A veces fantaseo con volver a verle.
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