Simposio de Mariposas
Se había acabado el verano, y aunque que estabamos a nada de empezar octubre, aquel domingo calentaban unos buenos 30 grados a la sombra.
Era curioso porque nos habíamos juntamos todos y por aquel entonces todos estábamos muy jodidos.
Cada uno a su forma y manera, pero recuerdo que aquel otoño empezaba lleno de decisiones importantes al igual de la anunciación de que probablemente nuestros caminos se bifurcarían del todo.
Cada uno, veía a esa bestia representada de forma diferente, para alguien suponía el aislamiento, para otro empezar de cero, y cada bestia tenía su máscara con su forma descomunal y terrorífica.
En mi caso, la mía llevaba presentado se con fuerza desde hacía una semana, y había pasado una semana en absoluta tensión.
Lo curioso de mi demonio, mi bestia, es que no era su forma lo que daba miedo, si no que se encargaba de meterse en mi cabeza y repetirme constantemente esas cosas que yo creía que la gente pensaba mal de mi, respaldadas en argumentos de raciocino enrevesados y endosados, para que todo pareciese una conspiración en mi contra.
Eso y el miedo. El miedo me paralizaba tanto que yo mismo me inmola hundiéndome antes de que el mundo me hundiera a mi.
Como un escorpión me auto-lesionaba para acabar conmigo, antes de que nada lo hiciera.
Todo se resumía a no gustar, a no ser querido y aceptado y haber bajado las barreras para estar completamente expuesto y luego sufrir las consecuencias de no haber defendido bien el fuerte.
Yo siempre quería ir adelantado a cada paso que nadie pudiera dar antes que yo. Pero cuando los sentimientos confluyen antes es difícil.
Me pasaba los días despreciando aquellos sentimientos, castigan dolos con el nombre de obsesiones, fantasías y demás asuntos.
Para poder fustigar me más en la idea de que lo que sentía, eso que tanto miedo me daba, no ningún sentimiento loable, solo un retrato de una mente enferma.
Era estúpido lo que desea y lo temía a la vez, llegando a un momento del día en que mi mente compulsionaba ideas tan autodestructivas que notaba que era el proceso más doloroso que había sentido jamás.
Convertirse en mariposa debe doler, al igual que cuando te crecen los dientes.
Estaba metamorfoseando y sufría luchando con el miedo y las viejas creencias establecidas.
Pero hasta que esto no sucediera no podría tener una relación sana con nadie. Así que luchaba como podía contra esto, retorciéndome en el suelo.
Sabiendo que en cualquier caso aunque el resultado con esa persona no fuera el esperado, volvería a mi estado habitual.
lo que verdaderamente me hacía sufrir era el hecho de auto-destruirme en la idea de que no era suficiente, de que esa persona había jugado conmigo y yo lo había permitido, que había estado muy ciego de no ver el peligro inminente y eso acabaría conmigo y que la historia se repitiera continuamente.
Me decía, oh no otra desilusión pero por momentos pensaba aunque no lo fuera, tengo tanto miedo que aunque las cosas fueran bien yo creería que algo malo va a pasar y no podría disfrutar de ello.
Pero está vez tenía que hacerlo diferente, mirar a los ojos al miedo y decirle, no sabes quien soy yo, ni siquiera yo lo sé así que no te atrevas a decirme que no soy suficiente para alguien, eso lo veremos.
Era curioso porque nos habíamos juntamos todos y por aquel entonces todos estábamos muy jodidos.
Cada uno a su forma y manera, pero recuerdo que aquel otoño empezaba lleno de decisiones importantes al igual de la anunciación de que probablemente nuestros caminos se bifurcarían del todo.
Cada uno, veía a esa bestia representada de forma diferente, para alguien suponía el aislamiento, para otro empezar de cero, y cada bestia tenía su máscara con su forma descomunal y terrorífica.
En mi caso, la mía llevaba presentado se con fuerza desde hacía una semana, y había pasado una semana en absoluta tensión.
Lo curioso de mi demonio, mi bestia, es que no era su forma lo que daba miedo, si no que se encargaba de meterse en mi cabeza y repetirme constantemente esas cosas que yo creía que la gente pensaba mal de mi, respaldadas en argumentos de raciocino enrevesados y endosados, para que todo pareciese una conspiración en mi contra.
Eso y el miedo. El miedo me paralizaba tanto que yo mismo me inmola hundiéndome antes de que el mundo me hundiera a mi.
Como un escorpión me auto-lesionaba para acabar conmigo, antes de que nada lo hiciera.
Todo se resumía a no gustar, a no ser querido y aceptado y haber bajado las barreras para estar completamente expuesto y luego sufrir las consecuencias de no haber defendido bien el fuerte.
Yo siempre quería ir adelantado a cada paso que nadie pudiera dar antes que yo. Pero cuando los sentimientos confluyen antes es difícil.
Me pasaba los días despreciando aquellos sentimientos, castigan dolos con el nombre de obsesiones, fantasías y demás asuntos.
Para poder fustigar me más en la idea de que lo que sentía, eso que tanto miedo me daba, no ningún sentimiento loable, solo un retrato de una mente enferma.
Era estúpido lo que desea y lo temía a la vez, llegando a un momento del día en que mi mente compulsionaba ideas tan autodestructivas que notaba que era el proceso más doloroso que había sentido jamás.
Convertirse en mariposa debe doler, al igual que cuando te crecen los dientes.
Estaba metamorfoseando y sufría luchando con el miedo y las viejas creencias establecidas.
Pero hasta que esto no sucediera no podría tener una relación sana con nadie. Así que luchaba como podía contra esto, retorciéndome en el suelo.
Sabiendo que en cualquier caso aunque el resultado con esa persona no fuera el esperado, volvería a mi estado habitual.
lo que verdaderamente me hacía sufrir era el hecho de auto-destruirme en la idea de que no era suficiente, de que esa persona había jugado conmigo y yo lo había permitido, que había estado muy ciego de no ver el peligro inminente y eso acabaría conmigo y que la historia se repitiera continuamente.
Me decía, oh no otra desilusión pero por momentos pensaba aunque no lo fuera, tengo tanto miedo que aunque las cosas fueran bien yo creería que algo malo va a pasar y no podría disfrutar de ello.
Pero está vez tenía que hacerlo diferente, mirar a los ojos al miedo y decirle, no sabes quien soy yo, ni siquiera yo lo sé así que no te atrevas a decirme que no soy suficiente para alguien, eso lo veremos.
Comentarios
Publicar un comentario