Cuando la humildad reina
Mi gusta la gente humilde, allí van con su sonrisa sin esperar ni creer que la vida o los demás le deben nada.
despojados de casi cualquier cosa que no es importante y que la sociedad le da un valor desmesurado.
Me he propuesto llevar una vida algo más austera, dejar de darle tanto valor a cosas que solo forman parte de un tratamiento anestésico para sobrellevar el pedazo agujero de vacío existencial que a todos nos asola.
Aquella mujer me gritaba desesperaba que necesitaba aquellos putos leggins, unos que al parecer se estaban vendiendo mucho porque no se que famosa los tenía, y esa mujer estaba perdiendo sus formas como quien grita pidiendo auxilio en el desierto por una gota de agua.
Estaba claro que no era eso lo que necesitaba pero era como una palabra en clave que representaba algo que se podía comprar simbolizando algo que en realidad no se podía, quizá la aceptación de algún chico, la validación de los demás, cariño... se me ocurrían muchas cosas que esos leggins parcheaban y todas eran carencias que esa mujer sentía a voz de grito.
No seré menos en confesar que el año pasado sin ir más lejos, la ropa y las compras eran un tirita a la tormenta que sentía dentro, algo nuevo que estrenar me mantenía entretenido en que al tenerlo todo iba a ir mejor, pero lo tenía y a los dos días no sentía nada y me compraba otra cosa.
Si, amigos, el engañabobos de nuestro tiempo, somos a adictos a comprar, a tener, ya que los trabajos, la rutina, los deberes sociales y no tan sociales, las exigencias de los demás y las auto-exigencias nuestras nos hacen sentir que nuestra vida no es nuestra, pues entonces tenemos cosas y al menos poseemos algo y luego presumimos de ello para demostrarles a los demás que lo tienes.
Y ahí se abre la ventana más grande al escaparate más inmenso de nuestro tiempo, las redes sociales, curiosamente cuando más compraba, más usaba dicho medio para casualmente presumir,
lo hacemos inconscientemente porque estamos heridos, y nuestro mundo se ha programado para aceptarlo y asumirlo sin preguntarnos cuan nocivo esta resultando, por que déjame decirlo pero no es sano.
Así que por un segundo un poco de humildad y austeridad en nuestras vidas no nos vendrá mal.
despojados de casi cualquier cosa que no es importante y que la sociedad le da un valor desmesurado.
Me he propuesto llevar una vida algo más austera, dejar de darle tanto valor a cosas que solo forman parte de un tratamiento anestésico para sobrellevar el pedazo agujero de vacío existencial que a todos nos asola.
Aquella mujer me gritaba desesperaba que necesitaba aquellos putos leggins, unos que al parecer se estaban vendiendo mucho porque no se que famosa los tenía, y esa mujer estaba perdiendo sus formas como quien grita pidiendo auxilio en el desierto por una gota de agua.
Estaba claro que no era eso lo que necesitaba pero era como una palabra en clave que representaba algo que se podía comprar simbolizando algo que en realidad no se podía, quizá la aceptación de algún chico, la validación de los demás, cariño... se me ocurrían muchas cosas que esos leggins parcheaban y todas eran carencias que esa mujer sentía a voz de grito.
No seré menos en confesar que el año pasado sin ir más lejos, la ropa y las compras eran un tirita a la tormenta que sentía dentro, algo nuevo que estrenar me mantenía entretenido en que al tenerlo todo iba a ir mejor, pero lo tenía y a los dos días no sentía nada y me compraba otra cosa.
Si, amigos, el engañabobos de nuestro tiempo, somos a adictos a comprar, a tener, ya que los trabajos, la rutina, los deberes sociales y no tan sociales, las exigencias de los demás y las auto-exigencias nuestras nos hacen sentir que nuestra vida no es nuestra, pues entonces tenemos cosas y al menos poseemos algo y luego presumimos de ello para demostrarles a los demás que lo tienes.
Y ahí se abre la ventana más grande al escaparate más inmenso de nuestro tiempo, las redes sociales, curiosamente cuando más compraba, más usaba dicho medio para casualmente presumir,
lo hacemos inconscientemente porque estamos heridos, y nuestro mundo se ha programado para aceptarlo y asumirlo sin preguntarnos cuan nocivo esta resultando, por que déjame decirlo pero no es sano.
Así que por un segundo un poco de humildad y austeridad en nuestras vidas no nos vendrá mal.
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