Forever Milin
Si mi amado Bukowski era Chinaski, yo, ahora, gracias a la dependienta del Starbucks puedo ser Milin.
Para poneros en situación el Starbucks es una de esas grandes compañías que se gana mucho prestigio por hacer creer a la gente que no son una gran compañía impersonal si no que lo hacen de forma diferente, que tu eres la estrella y por ello además de preparar un café regulero sazonado con esto va ser extremadamente caro pero lo vas a pagar porque vamos a darte la impresión de que creemos en ti, vamos a escribir tu nombre en el café y depositar nuestra fe en ti para que le puedas echar el azúcar/ canela / sacarina y cojas un palo y lo revuelvas tu sólito, porque te queremos y queremos que te sientas en casa, siendo llamado por tu nombre de pila y puedas servirte como cuando un colega te abre su despensa de par en par y te deja echarte medio bote de miel en el té.
Claro que seguro que en mi país estarán hasta el gorro de que cuando confías en los clientes, ellos se llevan hasta las bragas de tu señora madre, si, somos un poco usureros, es por si vienen tiempos malos, así que estoy más que seguro que la gente habrá robado tazas, azucareros, se habrán metido las servilletas en las orejas si con ello puede llevarse seis mejor que una.
Como aquel día que un señor se metió en el bolsillo unos veinte lapices de estos pequeñitos que regalan en el IKEA, y su mujer le regaño diciendo le - Juan para que quieres tanto lápiz! y el se encogió de hombros. Así somos nosotros, muy españoles. Si ves algo gratis llevatelo, sea lo que sea porque otro lo hará y no hay nada que joda más que un vecino que tiene algo que tu no tienes y que encima no le ha costado esfuerzo.
Pero no es eso lo que vengo a contaros, si no el nacimiento de mi nuevo yo. No es que yo frecuente mucho el starbucks como bien sabéis no es que ande para tirar el dinero, pero el tiempo apremia y cuando necesitas un café rápido antes de un domingo de Pascua intenso en el trabajo uno se sacrifica sus monedillas y si toma ese veneno que lo mantendrá mas o menos consciente mientras musita unas 500 veces a la jornada, cuantas prendas lleva?
Así que allí fui yo a contagiarme de ese rollo fantoche que venden las grandes compañías pretendiendo ser cercanas. Mire la carta, era infinita, me esforcé lo mínimo, y concluyente dije si un cafe latte, el mas pequeño ( lo que viene siendo, el más barato que soy más pobre que las ratas). Así que la chica me mira, y me dice y tu nombre, y yo con cara de imbécil la mira como si me hubiera preguntado cuanto es la densidad de una amapola, me lo repite y ya atando cabos se lo digo, se ve que no lo acaba de entender, lo repito dos veces más y asiente solemne como en plan si si de esta si que va.
Espero por mi café, María, Mohamed, Sam... todos cogen su café hasta yo casi me llevo el de otra persona con un nombre de esos que tienen más consonantes que vocales, y allí hay un desfile de nombres menos el mío, me impaciento, y veo un solitario café del tamaño justo del que había pedido y lo miro, y lo muevo para ver el nombre, Milin?, quien es Milin, esta claro que no es el mio, y con cautela me alejo del café no quiero parecer que voy a robarlo ya la tipa a la que le cogí el otro café me miro fulminante aunque yo me disculpara unas tres veces.
El café de Milin me mira y sigue ahí mirándome y yo a él, pasa otro dependiente y le digo esto es un café late?, si, responde y la chica que me preguntó el nombre aparece y me dice si si es el suyo, cojo a Milin y me voy, solo hay dos letras que concuerdan con mi nombre de toda esa sentencia inventada.
Me bebo mi Milin, y pienso serán idiotas las multinacionales, más que cercanía es un poco humillante que los camareros estén tan hasta arriba haciendo mil exigencias de las empresa que su emblema se lo pasen por el forro sin apenas molestarse a escucharte o pedir que lo deletrees, si lo piensas casi hubiera sido mejor que me sirviera mi café delante mía sin nombres dándome lo a mi de tu a tu, no en un proceso enfermizo en el que condenado café es sobado por toda la plantilla para que se me enfrié delante porque alguien le salio de la polla llamarme Milin.
Luego me río, Milín es un nombre genial.
Para poneros en situación el Starbucks es una de esas grandes compañías que se gana mucho prestigio por hacer creer a la gente que no son una gran compañía impersonal si no que lo hacen de forma diferente, que tu eres la estrella y por ello además de preparar un café regulero sazonado con esto va ser extremadamente caro pero lo vas a pagar porque vamos a darte la impresión de que creemos en ti, vamos a escribir tu nombre en el café y depositar nuestra fe en ti para que le puedas echar el azúcar/ canela / sacarina y cojas un palo y lo revuelvas tu sólito, porque te queremos y queremos que te sientas en casa, siendo llamado por tu nombre de pila y puedas servirte como cuando un colega te abre su despensa de par en par y te deja echarte medio bote de miel en el té.
Claro que seguro que en mi país estarán hasta el gorro de que cuando confías en los clientes, ellos se llevan hasta las bragas de tu señora madre, si, somos un poco usureros, es por si vienen tiempos malos, así que estoy más que seguro que la gente habrá robado tazas, azucareros, se habrán metido las servilletas en las orejas si con ello puede llevarse seis mejor que una.
Como aquel día que un señor se metió en el bolsillo unos veinte lapices de estos pequeñitos que regalan en el IKEA, y su mujer le regaño diciendo le - Juan para que quieres tanto lápiz! y el se encogió de hombros. Así somos nosotros, muy españoles. Si ves algo gratis llevatelo, sea lo que sea porque otro lo hará y no hay nada que joda más que un vecino que tiene algo que tu no tienes y que encima no le ha costado esfuerzo.
Pero no es eso lo que vengo a contaros, si no el nacimiento de mi nuevo yo. No es que yo frecuente mucho el starbucks como bien sabéis no es que ande para tirar el dinero, pero el tiempo apremia y cuando necesitas un café rápido antes de un domingo de Pascua intenso en el trabajo uno se sacrifica sus monedillas y si toma ese veneno que lo mantendrá mas o menos consciente mientras musita unas 500 veces a la jornada, cuantas prendas lleva?
Así que allí fui yo a contagiarme de ese rollo fantoche que venden las grandes compañías pretendiendo ser cercanas. Mire la carta, era infinita, me esforcé lo mínimo, y concluyente dije si un cafe latte, el mas pequeño ( lo que viene siendo, el más barato que soy más pobre que las ratas). Así que la chica me mira, y me dice y tu nombre, y yo con cara de imbécil la mira como si me hubiera preguntado cuanto es la densidad de una amapola, me lo repite y ya atando cabos se lo digo, se ve que no lo acaba de entender, lo repito dos veces más y asiente solemne como en plan si si de esta si que va.
Espero por mi café, María, Mohamed, Sam... todos cogen su café hasta yo casi me llevo el de otra persona con un nombre de esos que tienen más consonantes que vocales, y allí hay un desfile de nombres menos el mío, me impaciento, y veo un solitario café del tamaño justo del que había pedido y lo miro, y lo muevo para ver el nombre, Milin?, quien es Milin, esta claro que no es el mio, y con cautela me alejo del café no quiero parecer que voy a robarlo ya la tipa a la que le cogí el otro café me miro fulminante aunque yo me disculpara unas tres veces.
El café de Milin me mira y sigue ahí mirándome y yo a él, pasa otro dependiente y le digo esto es un café late?, si, responde y la chica que me preguntó el nombre aparece y me dice si si es el suyo, cojo a Milin y me voy, solo hay dos letras que concuerdan con mi nombre de toda esa sentencia inventada.
Me bebo mi Milin, y pienso serán idiotas las multinacionales, más que cercanía es un poco humillante que los camareros estén tan hasta arriba haciendo mil exigencias de las empresa que su emblema se lo pasen por el forro sin apenas molestarse a escucharte o pedir que lo deletrees, si lo piensas casi hubiera sido mejor que me sirviera mi café delante mía sin nombres dándome lo a mi de tu a tu, no en un proceso enfermizo en el que condenado café es sobado por toda la plantilla para que se me enfrié delante porque alguien le salio de la polla llamarme Milin.
Luego me río, Milín es un nombre genial.
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