I feel so down

A veces uno se sumerge en un montón de fango sazonado con experiencias absurdas, deprimentes que rallan lo divino.

Hoy ha sido uno de esos fabulosos días del que uno sabe que se quedan en el cajón del horror pero que darán a luz algo sobre lo que escribir. Así que sin más dilación os voy a diseccionar las experiencias absurdas que me han llevado al borde de un abismo, el cual desemboco en que me pusiese a llorar en la parada de un autobús ( sin querer coger uno) a moco tendido en medio de la nada.

Hace un mes que me he mudado a una vibrante capital europea, cara, llena de turistas y aunque con cierta belleza cautivadora con problemas para los alquileres de hogares. Lo cual se ha reducido a una jodida odisea espacial, de intentos de timo, decepciones de fotos que no se corresponden, precios abusivos, gente rara con la que vivir, caseros pervertidos que duermen en salones y alquilan habitaciones a jovencitas, múltiples visitas a los barrios periféricos y no muy agradables de la ciudad, gastos innecesarios en visitas a pisos que resultan ser zulos y una metedura enorme de pata por mi parte al querer ser una persona honesta y de bien. Es decir una buena mierda, de esas que se te pegan a las ranuras de la suela del zapato y que solo puedes sacar sentándote en la terraza para no apestar todo a mierda y con un mondadientes,
Y es que hablando de mierda, me cago una paloma en el pantalón pero eso no es nada grave comparado a lo que viene a continuación.
Hoy he tenido un horario complejo en el trabajo, ayer llegue a las 10 a casa y hoy me levante a las seis, una sesión continua quitando el descanso para dormir de vivir para trabajar, y yo que nunca he llevado eso bien, últimamente lo llevo peor, algo así como el mismo Chinaski.

Bien, puestos en contexto, ha sido un día largo y después de eso me tocaba una media hora para visitar un piso que pintaba bien, viviendo con gente de mi edad, y no matrimonios, familias con hijos ect. En una zona más o menos agradable y a un precio razonable, pero el metro decidió pararse unos 35 minutos porque si, el único metro directo hacia allí, pero como iba con tiempo de sobra espere pacientemente, hasta que  finalmente decidió funcionar, y aun así tenia 20 minutos para buscar la dirección desde el metro a la calle y según mis cálculos no se tardaba mas de 8 minutos en llegar, pero google maps decidió no funcionar en un momento crucial, y entonces intente probar con otra aplicaciones, con fotos de un mapa de la zona, pero nada daba resultado, las fotos no incluían todas las calles, las otras app eran de pago, nada funcionaba correctamente... me entro el pánico y rápidamente busque alguien para preguntarle aunque la calle era un desierto, encontré un hombre y amablemente con su google maps intento ayudarme como podía, pero no se aclaraba, y con unas indicaciones vagas eche a andar en busca de otro viandante que no encontré, así que me eche andar pero las calles pero todas se llamaban  parecido y no eran exactamente calles si no bloques con patios y calles interiores y un puto laberinto de horror.

Estuve dando vueltas como un simio en una jaula, y cuando ya se habían pasado 20 minutos de la hora, me senté en una parada y me puse a llorar como un crío allí en medio de la nada con un cigarrillo ondeando y la desesperación muy latente en mis ojos hinchados de llorar y no dormir.
Escribí a la casera disculpándome explicando la rocambolesca situación y rogando otra visita, aunque sabia que no iba a tener respuesta.

Exhalaba el peso de todo mi mundo en cada llanto, los comienzos dificiles, la frustación, el trabajo de mierda, la soledad, la tensión, el estrés, la nostalgia, lo mucho que fumaba, el hecho de que hubiera hablado esa misma tarde con mi abuela por teléfono, y ella con su ictus en el hospital medio paralizada intentara hacer un esfuerzo en responderme y  saber que jamas entenderé que me quería decir, solo oía unos sonidos disonantes que eran emitidos con la desesperación de ser entendida sin apenas conseguirlo.

Después de llorar aprecie la belleza del atardecer, del prado verde y la belleza de una situación totalmente critica en la vida de este sencillo ser, y me quede con una extraña paz aun sabiendo que todo seguía jodido incluso mas que antes, que me daría vergüenza contar esta historia y tener que escuchar a los demás decir, pero porque no hiciste así, y ser juzgado como un desastre andante, que me gastaría mas dinero en buscar un hogar o que mi abuela se podía morir sin yo entender nada ni estar allí con ella por vivir una estúpida aventura en busca de un futuro mejor.

Pero esta historia se queda aquí a salvo, entre nosotros, recordándonos que no todo es fabuloso por mucho que intentemos pretenderlo, y realmente no tienen porque serlo.


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