Medirse las pollas

Una casa con escaleras solo puede ser estrenada de una manera.
Cayéndote por ellas.
Y es que si los cardenales que me hago en el trabajo al cargar cosas y golpearme con todo, no fueran suficientes, he añadido unos 3 más en las espaldas y el brazo.

Cuando me cambio en los probadores veo en los ojos de mis compañeros miradas de lástima, con la misma ropa cada semana ( eso que trabajo en una tienda de moda) y ese cuerpo paliducho lleno de cardinales grisáceos, violacios y verdosos acentuando un puntito de lástima hacia mi persona.

Ya me lo decían en el colegio tengo esa aura lastimosa, como de cervatillo herido de ojillos vidriosos, torpe y listo para ser ejecutado por el brutal mundo que le espera ahí fuera.

Y es que a veces, pienso que no podrían estar más equivocados, bajo esa naturaleza azucarado, lastimosa y débil, hay un ser sediento, salvaje y que aunque no lo parezca sabe sacarse muy bien las castañas del fuego, pero a veces es fácil hacerse un ovillo y dejar que los demás crean que no eres una amenaza para ellos, porque en realidad no lo eres, tienes cosas mejores cosas que hacer que perder el tiempo mientras ellos se miden las pollas.