Animal Crossing
La fantasía se acaba, y pese a que me duelen los codos de estar tumbado en cama con el ordenador y la espalda de estar sentado con el ordenador ( me voy alternando de un lado a otro)
No quiero que el sueño acabe.
No quiero volver a poner un pie en ese mundo estresante en el que una serie de malas decisiones mezclado con la ley de Murphy puede arruinar tu vida. Y no exagero.
Las capitales son como junglas echas de estrés por llegar tarde, de trenes cancelados, de clientes enfadados, de jefes que orbitan allá en el un lugar donde no existe la humanidad y la empatía, la gente te empuja por la calle, y no sabes como, pero saliste con 30 euros en la cartera y al acabar el día has vuelto con 3 euros y solo compraste una botella de agua y un par de chicles.
Aún queda una semana y media, ( técnicamente) porque cabe la posibilidad de que Rutte alargue la cuarentena pero, aquí ya empiezan a estar nerviosos, en la cuna de uno de esos feos bebés frutos del consumismo europeo, las empresas empiezan a perder los nervios. Así que como el mundo lo manejan las empresas y no las personas dudo mucho que esto se alargue más.
Yo he pasado por cincuenta estados diferentes desde ansiedad, dolor, pánico, urgencia ect.
Pero me he calmado porque por primera vez hago lo que me gusta y disfruto de ello, y exprimiré cada puto minuto de este calmado y fabuloso limbo aunque sea lo último que haga.
También me he emocionado un poco viendo un vídeo de un muchacho en youtube que hablaba de como de alguna manera el Animal Crossing le ayudó a salir de su depresión.
Me pareció realmente enternecedor y por un momento viaje a aquel tiempo en el que yo tenía depresión, la sensación más aterradora y dura que puede sentir un humano, es un monstruo que te devora poco a poco sin que tu lo sepas, que envenena cada uno de tus sentimientos y pensamientos, que manipula tu visión para que solo puedas ver el lado negativo de la vida y te carga de un peso en el pecho que te hace imposible andar, comer y hasta respirar, es tan pesado lo que uno carga que al final decides por no moverte de cama o del sofá, te quedas allí postrado mientras tu mente, que va más rápido que nunca, te ametralla con sentimientos, de miedo y culpa, de inutilidad, y una tristeza ensordecedora, maquillada con desgana, y lo único que quieres es que todo ese ruido pare.
Lo gracioso de la depresión es que no hay un método para superarla, depende de quien la tiene, no hay un arma especial, y lo peor es que aunque sabes la teoría, la práctica requiere el mayor esfuerzo que hallas hecho en tu vida, porque esa capulla te engaña, te da la impresión de que se ha ido o te da la impresión de espejismos destructivos, como que la gente no te quiere, o que estás solo, y entonces nace lo más poderoso de la depresión y es el sentimiento de desesperanza.
Crees saber que no vas a salir de ahí, así que para que vas a intentarlo. Sabes que va a volver tarde o temprano para que vas a luchar, y entonces te rindes, tocas fondo te hundes tanto tanto tanto en el fango, que sientes que vas a morir, que no comes, solo lloras, pero no unas lágrimas, no, lloras como cuando eras un crío, lloras desesperado como cuando perdías a tu madre en el súper.
Lloras como si se te rompiera el alma en pedazos, y sigues llorando, y lloras por todo, y nunca pensaste que hubiera tantas lágrimas dentro de ti, y un día das un pasito pequeño, algo súper estúpido, quizá sales de tu cuarto y te sientas fuera en el jardín y por un segundo no lloras, estás tranquilo, porque has aceptado que ya no tienes nada que perder, que te tienes a ti mismo, y que solo puedes salir de esto junto a ti mismo, cogiéndote de la mano desde lo más elevado de tu ser, y con calma y compresión, intentando levantarte, ir a terapia tal vez, intentar hacer pequeñas cositas.
Lo primero es estar bien, es decir comer, y recuperar la diversión, porque si hay algo que pierdes es que ya nada te divierte, tal vez yendo al cine, unas cervezas con algunos amigos, pasitos pequeños, una puesta de sol, paso a paso, y cuando ya recuperas el fuelle pasas a la acción de cosas más grandes, un trabajo, una meta, una rutina saludable.
Y al final vuelves a ser tu, no, al final eres una mejor versión de cualquier buena versión tuya que haya existido antes de la depresión.
Y en ese trayecto hay pequeñas cosas, que pueden parecer absurdas pero no lo son, que te alientan, que tímidamente te han acompañado en un momento muy oscuro como en el caso del chico de youtube el animal crossing.
En mi caso, fue Brooklyn 99 y Bojack Horseman ( y algunos libros de auto-ayuda como tus zonas erroneas de Wayne Dyer).
Y aunque me enfado, a veces vuelvo a estar triste, otras veces sufro ansiedad, sé que puedo salir de cualquier mierda por muy dura que parezca.
No quiero que el sueño acabe.
No quiero volver a poner un pie en ese mundo estresante en el que una serie de malas decisiones mezclado con la ley de Murphy puede arruinar tu vida. Y no exagero.
Las capitales son como junglas echas de estrés por llegar tarde, de trenes cancelados, de clientes enfadados, de jefes que orbitan allá en el un lugar donde no existe la humanidad y la empatía, la gente te empuja por la calle, y no sabes como, pero saliste con 30 euros en la cartera y al acabar el día has vuelto con 3 euros y solo compraste una botella de agua y un par de chicles.
Aún queda una semana y media, ( técnicamente) porque cabe la posibilidad de que Rutte alargue la cuarentena pero, aquí ya empiezan a estar nerviosos, en la cuna de uno de esos feos bebés frutos del consumismo europeo, las empresas empiezan a perder los nervios. Así que como el mundo lo manejan las empresas y no las personas dudo mucho que esto se alargue más.
Yo he pasado por cincuenta estados diferentes desde ansiedad, dolor, pánico, urgencia ect.
Pero me he calmado porque por primera vez hago lo que me gusta y disfruto de ello, y exprimiré cada puto minuto de este calmado y fabuloso limbo aunque sea lo último que haga.
También me he emocionado un poco viendo un vídeo de un muchacho en youtube que hablaba de como de alguna manera el Animal Crossing le ayudó a salir de su depresión.
Me pareció realmente enternecedor y por un momento viaje a aquel tiempo en el que yo tenía depresión, la sensación más aterradora y dura que puede sentir un humano, es un monstruo que te devora poco a poco sin que tu lo sepas, que envenena cada uno de tus sentimientos y pensamientos, que manipula tu visión para que solo puedas ver el lado negativo de la vida y te carga de un peso en el pecho que te hace imposible andar, comer y hasta respirar, es tan pesado lo que uno carga que al final decides por no moverte de cama o del sofá, te quedas allí postrado mientras tu mente, que va más rápido que nunca, te ametralla con sentimientos, de miedo y culpa, de inutilidad, y una tristeza ensordecedora, maquillada con desgana, y lo único que quieres es que todo ese ruido pare.
Lo gracioso de la depresión es que no hay un método para superarla, depende de quien la tiene, no hay un arma especial, y lo peor es que aunque sabes la teoría, la práctica requiere el mayor esfuerzo que hallas hecho en tu vida, porque esa capulla te engaña, te da la impresión de que se ha ido o te da la impresión de espejismos destructivos, como que la gente no te quiere, o que estás solo, y entonces nace lo más poderoso de la depresión y es el sentimiento de desesperanza.
Crees saber que no vas a salir de ahí, así que para que vas a intentarlo. Sabes que va a volver tarde o temprano para que vas a luchar, y entonces te rindes, tocas fondo te hundes tanto tanto tanto en el fango, que sientes que vas a morir, que no comes, solo lloras, pero no unas lágrimas, no, lloras como cuando eras un crío, lloras desesperado como cuando perdías a tu madre en el súper.
Lloras como si se te rompiera el alma en pedazos, y sigues llorando, y lloras por todo, y nunca pensaste que hubiera tantas lágrimas dentro de ti, y un día das un pasito pequeño, algo súper estúpido, quizá sales de tu cuarto y te sientas fuera en el jardín y por un segundo no lloras, estás tranquilo, porque has aceptado que ya no tienes nada que perder, que te tienes a ti mismo, y que solo puedes salir de esto junto a ti mismo, cogiéndote de la mano desde lo más elevado de tu ser, y con calma y compresión, intentando levantarte, ir a terapia tal vez, intentar hacer pequeñas cositas.
Lo primero es estar bien, es decir comer, y recuperar la diversión, porque si hay algo que pierdes es que ya nada te divierte, tal vez yendo al cine, unas cervezas con algunos amigos, pasitos pequeños, una puesta de sol, paso a paso, y cuando ya recuperas el fuelle pasas a la acción de cosas más grandes, un trabajo, una meta, una rutina saludable.
Y al final vuelves a ser tu, no, al final eres una mejor versión de cualquier buena versión tuya que haya existido antes de la depresión.
Y en ese trayecto hay pequeñas cosas, que pueden parecer absurdas pero no lo son, que te alientan, que tímidamente te han acompañado en un momento muy oscuro como en el caso del chico de youtube el animal crossing.
En mi caso, fue Brooklyn 99 y Bojack Horseman ( y algunos libros de auto-ayuda como tus zonas erroneas de Wayne Dyer).
Y aunque me enfado, a veces vuelvo a estar triste, otras veces sufro ansiedad, sé que puedo salir de cualquier mierda por muy dura que parezca.
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