manos

Las manos no mienten, y el tiempo que nos ha atrapado de alguna manera y que puede que no pase por mi cara, pasa por mis manos.

Ya no suelen ser tan suaves como antes, todas las cicatrices que se estampan como manchas en una dálmata forman  mi cuerpo un acuso del mismo recibo.

Me pregunto muchas veces si podré llevar todo este proceso hacía el descenso con dignidad, o al menos con la misma dignidad que me gustaría.




Comentarios

Entradas populares