ACTO 5

Hoy las nauseas me habían dado un ligero respiro me sentía débil, pero al menos hoy me había sentido capaz de lavarme los dientes antes de dormir.

Todo lo relacionado a levantarme de cama me suponía una agonía inimaginable notaba como mis órganos se comprimían en una mueca de dolor y tensión.

Aunque seguía mareado era una alivio tener una conversación sin querer vomitar, o salir de la cama aunque fuera para coger el correo.

Así que con algo más de optimismo iba llevando me encierro, pero aún así seguía con una nota melancólica, mientras estaba en cama ya harto de películas, de series, de libros me puse a mirar fotos antiguas de mi teléfono de hace 6/ 5 años, quien le podría explicar al de las fotos que sus peores miedos se habían hecho realidad, todo lo que había temido en convertirse, o más que eso todo lo que había temido que le pasara, todo aquello le había pasado y le estaba pasando.

Las fotos que más me gustaban eran las fotos borrosas, había algunas con viejos amigos con los que había perdido el contacto o simplemente había tenido algunos malentendidos que nos habían llevado por caminos diferentes, honestamente no echaba a ninguno de ellos de menos. Aquellos tiempos parecían divertidos pero la gente que seguía a mi lado era por algo y no me hacía apenarme de aquellos que no estaban, excepto por una persona.

Era difícil decir que la echaba de menos pero también era complicado decir que no, supongo que en momentos como este hay vínculos que nos marcan tanto que aunque actualmente no tengan lugar en tu vida en tu mente siempre están presentes.

En las fotos aún sentía que podía acariciar su cara, la recordaba perfectamente sus dientes de roedor separados y su sonrisa de buzón, que ser tan fascinante. Aún a día de hoy me seguía pareciendo una de las personas más atractivas del mundo sin absolutamente serlo.

Sin embargo el pasado es pasado, y otra de las señales de que un hombre a tocado fondo es que se revuelca en su pasado, aparte el teléfono y supe que debería parar, el futuro se escribía ahora y ya no podía ser ayer.

Las nauseas quisieron festejar mi fiesta de la nostalgia como castigo de ver el reflejo de la persona equivocada, me levante de la cama y en frente de mi pude verme más pálido que nunca, y me dije en un susurro ese es el reflejo de la persona que tienes que ver.

Cueste lo que me cueste, está vez voy a escribir de mi puño y letra el futuro que me merezco.

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